¿También te haz preguntado alguna o muchas veces porque las cosas con tu hijo no funcionan o no avanzan? ¿Porqué a pesar de amarlo tanto no puedes llegar a tener con él la relación que esperas o deseas Ó, ¿Porqué reaccionas ante su comportamiento de manera emocional automática?
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Antes que nada, quisiera que en primer lugar tengamos presente que:
- La relación con nuestros hijos es la que más atención y ocupación de nuestra parte debe tener.
- Lo mas importante y determinante en sus vidas será la manera en cómo han sido criados, tratados y acogidos por nosotros desde que son bebés de pecho.
- Nuestra manera de interactuar con ellos en la crianza, y las experiencias de su infancia determinarán el marco de sus experiencias y relaciones futuras; ya sean con su pareja y/o con sus hijos.
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Estoy segura que muchas de nosotras antes de tener hijos ya teníamos en la mente, bien firme, la manera en la cual queríamos criarlos.
Como mamás imaginarias somos muy buenas poniéndonos en determinadas situaciones y calificando las mismas. Calificando mamás y calificando niños.
Un buen día tenemos hijos y ¡oh sorpresa! Nada es como nos lo habíamos imaginado.
Nuestros hijos nos desesperan, nos sacan de quicio. Entonces gritamos, nos angustiamos; los declaramos rebeldes, malcriados y demás.
Nos cuesta mucho, más de lo que imaginábamos, entablar una buena y sana relación con ellos.
Y aquí viene la pregunta: ¿Qué es lo que nos pasa? ó ¿Qué está pasando?.
Precisamente es aquí donde interviene la Crianza Consciente. Cuando, en nuestros estado de inconsciencia, nos detenemos, reconocemos que algo está fallando y buscamos alternativas, herramientas, respuestas para mejorar la relación con nuestros hijos y en nuestro rol de madre.
Es así y aquí donde surge la conciencia.
🌈 Al entrar en la crianza consciente, una de las primeras preguntas que nos invita a hacernos es ¿de donde venimos?. Es decir ¿qué clase de crianza y de trato hemos recibido nosotros en nuestra infancia y que huella o carga emocional nos ha dejado?.
- Esto es realmente revelador, pues muchas de nosotras tenemos respuestas emocionales automáticas a ciertas conductas o comportamientos de nuestros hijos que derivan de los más profundos sentimientos de nuestra infancia que no habían sido liberados.
- En algún momento mientras interactúas con tu hijo, ¿has notado tu actuar muy similar al que tenía tu madre? O ¿quizá en algún momento te has sentido tan impotente como cuando te sentías siendo niña?. ¿Puede ser que esas reacciones emocionales automáticas se deban a una rabia contenida proveniente de tu infancia? ¿O a un vacío que siendo niña te fue imposible llenar?
- La pregunta final es: ¿Realmente me ocupo de mi hijo de manera consciente o me condiciona lo que yo viví?.
Es tarea y responsabilidad nuestra empezar a ser conscientes de nuestras marcas emocionales cuando aparezcan, y, en vez de reaccionar por impulso contra nuestros hijos, detenernos, mirar hacia dentro y preguntarnos el porqué de esa reacción. Preguntarnos, ¿realmente mi respuesta hacia la conducta de mi hijo es coherente y proporcionada, ó lleva consigo alguna carga emocional?.
Al hacerlo abrimos un espacio del que surgirá la conciencia.
🌈 Debemos aceptar a nuestros hijos “tal cual”.
- Así es, aceptarlos como son sin poner resistencia, sin tratar de moldearlos a nuestros deseos y expectativas; renunciando a la idea de lo que “deberían ser”. Liberándolos de nuestro juicio y de que necesiten nuestra aprobación; sin volverlos esclavos de nuestra opinión.
- Respetarlos y amarlos incondicionalmente, NO por sus buenas notas, NO por sus logros, NO porque nos obedezcan o porque destaquen en alguna disciplina; sino simplemente deleitarnos y regocijarnos por su mera existencia. De esta manera se mantienen conectados con su esencia y saben que su valor es inmenso.
- Lo que hayamos descubierto que son no es inamovible ni definitivo. Debemos tener en cuenta que los niños no son entidades rígidas, sino seres en desarrollo que están cambiando continuamente.
- El aceptarlos de ésta forma, nos permite educarlos sin juzgarlos e iniciar la AFINIDAD con ellos, así los ayudamos a desarrollarse en consonancia con lo que ellos hayan descubierto que son en su esencia.
🌈 Liberemos a nuestros hijos de las etiquetas y practiquemos con ellos una comunicación positiva.
- Aunque parezca mentira la manera en que nos comunicamos con nuestros hijos es de suma importancia ya que los niños toman como una verdad absoluta lo que escuchan de boca de su madre. Si nos la pasamos etiquetándolos: “Eres un malcriado”, Eres un desobediente”, “Eres un irresponsable”, etc; lo único que obtendremos de ellos es precisamente lo que queremos evitar.
- Por repetir continuamente el mismo discurso equivocado, nuestros hijos asumen que eso es lo que son y la conducta inadecuada se acentúa y continúa.
- En vez de etiquetarlos podemos hablarles de tal manera que mencionemos la conducta inadecuada pero evitando etiquetarlos. Por ejemplo decir: “Ésta tarde haz peleado mucho con tu hermana” ó “ Ésta mañana me he sentido molesta porque haz dejado todo tu cuarto muy desordenado”. Hablemos con ellos de hechos concretos en momentos concretos; SIN calificar, sentenciar, decretar, ni etiquetar.
- Es muy conveniente también explicarles cómo nos sentimos en cuanto a esa conducta negativa: “me molesta cuando ....”, “me entristece cuando...” etc. De esta manera hablamos también de nuestros sentimientos en cuanto a ello y no nos centramos solo en ellos; en criticarlos, juzgarlos o decir que algo en ellos está mal. Verás como de ésta forma conectamos mejor con nuestros hijos.
🌈 Honrar los sentimientos de nuestros hijos. Los sentimientos ceden del corazón..
- Honrar sus sentimientos y tener en consideración sus necesidades constituyen la base para establecer una verdadera conexión con ellos. Tiene que ver con tratarlos como personas reales, en donde sus sentimientos sean validados, sus necesidades humanas realmente importan y deban ser atendidas.
- No quiere decir que debamos ceder a sus deseos ni que debamos estar de acuerdo o no con ellos. Se refiere a estar alineados con su desarrollo humano, interior.
- Para determinar si estamos honrando sus sentimientos debemos preguntarnos: “¿que necesita mi hijo de mí ahora mismo para mejorar? ¿Me necesita para que le diga un si o para que le diga un no?”.
- Debemos tener en cuenta que las acciones son una expresión de sentimientos; entonces si quisiéramos un cambio en el comportamiento de nuestros hijos debemos empezar por saber cómo se siente.
🌈 No vinimos a ser la madre que creemos debemos ser. Sino a ser la madre que nuestros hijos necesitan.
- Una vez que aceptamos y nos adaptamos a la singularidad de cada uno de nuestros hijos nos damos cuenta que tener un enfoque estereotipado, una estrategia o una técnica para su crianza es inútil y no funciona, ya que cada niño tiene un comportamiento diferente (y constantemente cambiando) y requiere algo diferente de nosotras. Incluso podemos ser una mamá diferente con cada uno de nuestros hijos.
- La aventura de la maternidad es muy cambiante, y el rumbo lo marcan nuestros hijos, no nosotros.
✨La Crianza Consciente penetra en los sentimientos más profundos de nuestra infancia y de la relación con nuestros hijos.
Es una invitación diaria y permanente a examinar nuestro interior, detenernos, para luego responder e interactuar con nuestros hijos de la manera que realmente ellos necesitan y merecen.
Es tratar a nuestros hijos como seres humanos reales iguales a nosotros, abandonando la idea de relación superior - subordinado, sino, conectar con ellos de espíritu a espíritu.
💓💓💓💓Hoy como madres nos corresponde dar y a nuestros hijos recibir💓💓💓💓.
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